
Nos movíamos por una zona alejada del centro y se notaba por el ruido de los aviones. Imagino que los que viven tiempo ya ni los oyen, pero a mí me pareció algo molesto y es que era un no parar.
En japón los cambios de vivienda suelen concentrarse en Marzo y Abril, ya que es cuando las empresas contratan a los neófitos y las universidades empiezan el nuevo curso.
Creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que son los mejores fideos que he probado. Te daban a escoger tallarines blandos o normales. Los blandos estaban en su punto, de textura suave y sabor intenso. La sopa era algo espectacular... una consistencia y un sabor... se me hace la boca agua sólo recordarlo.
Ya de vuelta a casa, nos seguimos encontrando a más gente de celebración.
Me hizo gracia porque el día que quedamos con mi primo en el centro de Fukuoka, se presentó con este Koikingu gigante. Es súper fan de Pokémon y tiene figuritas y demás. La verdad es que los peluches tienen su gracia pero al final acaban por ocupar demasiado espacio. Así que por un rato están bien, como lo fue en este caso.
El viaje llegó a su fin, y después de cenar recogimos los bártulos y rumbo a casa. De camino, paramos en otro área de servicio e hicimos un café en el Starbucks.
También aprovechamos para comprar algun omiyage y visitar al Totoro gigante que tenían en un rincón. Retiro lo dicho anteriormente sobre los peluches, este si que lo quiero y cuanto más grande mejor.
Esto era un gancho para atar al perro mientras te tomas el café en la terraza. Me hizo gracia que tenía la forma de la cara de un perro :D
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